Nunca quise imaginar que llegaría esta
despedida, pero es el momento de cerrar un ciclo, separar nuestros caminos
y emprender sendas distintas con el objetivo de centrar mi labor artística y
profesional en el Cap i Casal.
Tras dieciséis años juntos, es hora de comenzar una
nueva etapa lejos de la Falla de La Marina del Puerto de Sagunto, donde se
queda un trocito de mi corazón, muchos recuerdos e infinitos
agradecimientos.
Una comisión donde llegué en 2001 siendo un joven
inexperto y que me recibió con los brazos abiertos para hacerme sentir desde el
primer momento como en mi propia casa. Muchas alegrías, muchas vivencias
juntos desde entonces, muchos premios de falla, de ingenio y gracia, de
mejor pintura pero sin duda alguna, el mejor premio ha sido poder haber
disfrutado junto a vosotros de todo este tiempo.
Quiero dar las gracias a todos y a cada uno de los
miembros de La Marina, en especial a los Presidentes que fueron renovando su
confianza en mi taller año tras año: Toni Coca, José Blasco, Luis Sáez, Rubén
Lucas, Toni Cebrián, Juanjo Monge y por supuesto a mi amigo de la infancia,
Alberto Cebrián Hernández. No puedo olvidarme de mi "HERMANA" Eva
Cayuela que siempre ha estado ahí para celebrar mis éxitos y apoyarme en los
momentos complicados que todo artista fallero pasa a lo largo de un ejercicio,
notar su ánimo y su alegría eran la mejor medicina para seguir adelante con
fuerza y energía. A mi sobrina María Villar, tu sonrisa ilumina mi alma cada
vez que te veo, no cambies nunca.
A mi querido José Ignacio Marín Heredia, gracias por
tantos momentos juntos.
Nunca olvidaré el título de la Semana Cultural que
me dedicasteis y que se ha convertido en el lema de mi vida: "Antonio
Verdugo, de profesión artista fallero y de corazón marinero".
GRACIAS A TODOS LOS MARINEROS por haberme dado
tanto.
No es un adiós, es un hasta pronto.